lunes, 28 de abril de 2008

Nirvana

Por Manuela Moore

Siempre me he preguntado por qué algunos adultos llaman “chogüí” a toda chuchería salada de color amarillo… Descubrí mi particular fetichismo a los cinco o seis años, cuando le regalé un paquetico de Pepitos a la señora Chila; me quedé mirándolo fijamente, aunque no quería que me diera. Oí el particular sonido del empaque abriéndose, el plástico metalizado crujiendo: me dio un escalofrío y sentí como un sueñito. Agarró el primer palito –el amarillo Nº 5 estaba tan concentrado que lo hacía ver anaranjado–, metió en su boca el cilindrito con forma de maní y me estremecí ante el primer crujido. Una sensación placentera y embelesada se regó por mi cuerpo; no quería dejar de ver, no quería dejar de oír.
Cuando llegué a primaria tomé conciencia de la expansión de mi secreto. A la hora de colorear dibujos sobre efemérides miraba fijamente mi hoja hasta oír aquel delicioso sonido que producían las cartucheras. Amaba que nos mandaran a dibujar, esperaba con ansia oír a alguien buscando algún color. El choque de los lápices de madera producía una melodía relajante, enviciante, escalofriante. Nunca entregaba los dibujos a tiempo, siempre me tardaba más que los demás; aquellos momentos de extremo placer me imposibilitaban el hacer algo: el sentir pasaba a un primer plano, junto con el soñar.
Mi mamá trabajaba en aquel lugar lleno de gente, teléfonos, computadoras, palabras y sonidos. A veces me sentaba a escuchar, sentía placer al captar toda aquella orquesta. Generalmente me centraba en algún sonido específico y, sin necesidad de abrir los ojos, podía ver personas mecanografiando, conversando o caminando. De vez en cuando se dejaban oír, cual baterías en sinfónica, el chirrido de una puerta mal aceitada y el “clac” de algún teléfono. Cuando iba al depósito, y el silencio era grande, siempre estaba Soledad, dispuesta a ver revistas aunque no tuviera capacidad de leerlas. Más de una vez intenté alfabetizarla: la civilizadora que hay en mí se sintió frustrada.
Sole se sentaba frente a mí y yo le pasaba una revista; era precioso mirarla, mirarla pasar las páginas. Me aprovechaba de ella y disfrutaba del sonido brusco que producían sus manos al voltear hojas de papel barnizado. Cuando no había revistas la hacía mirar catálogos de maquillajes, cuadernos míos y hasta libros de geografía. Ella nunca se negó.
Con el paso del tiempo, el ajetreo y el apuro no le dejaron ni un segundo a los sentidos. Sin embargo, años después, me encontré sentada dentro de un pequeño autobús al lado de una señora gorda, gorda, muy gorda, que devoraba chogüís de manera descontrolada. Me quedé embelesada mirando el paquete. El sonido del plástico, el crujir de los palitos y aquella mano de dedos amarillos me hicieron recordar muchas cosas.
Volví a preguntarme por qué algunos adultos llaman “chogüí” a toda chuchería salada de color amarillo, volví a ver ese mundo lleno de bocas y manos amarillas comiendo Pepitos; de niños jurungando cartucheras repletas de colores; de personas tecleando palabras; de gente conversando. Y en un trono, en la cima de una montaña de revistas, volví a ver a Soledad, absorta en el tosco pasar de las páginas. Entonces volví a sentir, volví a sentirlo todo; volví al nirvana y al orgasmo supremo. Cuando estuve lo suficientemente cerca, Soledad me miró; de su boca salieron catorce palabras escritas en Word: “Vo kozxvi vhgz vn glwzh kzigvh, hlol szb jfv hzyvi wvevoziol kziz klwvi hvngriol”. Luego observó su revista y pasó una página.
—Te estás babeando —dijo la gorda. Y miré el charco de mi pantalón.

3 comentarios:

Melania dijo...

bueno la verdad lei este primero por razones obvias jaja pero a parte de ello, me gusto mucho como describes esas emociones , pq no se que tan reales sean o solo es un cuento , jaja pero a mi me ha pasado , estando en el avila asi en uno de mis pases hippies (es mentira lo de los pases) escucho el viento y me encanta el sonido de los arboles y las hojas, no sera el chogüi jaja pero se acerca mucho, esa sensacion tan agradable de los sonidos que te rodean!!el sentirse nose mas parte de este mundo quizas? jaja bueno creo que me fui lejos ...!!! jiji
aplausos para ti jajaja ciao ciaoo

Vivi dijo...

wiiii tan lenda mi primita! t falto poner el bllo sonido ke hacia tu prima menor al hablar jajajajaja! ese era el mas bllo de toos...!jajajajja, bueno me gusto muxo tu cuento... mi pa tambn le dic chogui (((no tengo los punticos arriba de u en el teclado ))) bye mano love u!

Manuela Moore dijo...

Sí, puse "chogüi" por tu papá y el mío <=P ¡jejeje!